(GROUCHO MARX)
Acabo de publicar un libro en el que
hablo de la educación y las nuevas tecnologías. Lo he titulado “Loa a la
vieja pizarra” y en él -sin ninguna nostalgia trasnochada a pesar del
título- trato de reflexionar sobre la relación entre una y las otras. Lo
que escribo en este post es algo que me ha venido a la mente después de
terminado el libro (*).
Las TIC no han venido poco a poco y
en paz, sino como una auténtica invasión, masiva, precipitada y
amenazante ante la cual unos se suman con entusiasta recibimiento y
otros con recelo y resistencia, como suele ocurrir en todas las
invasiones.
Los primeros suelen exigir una
adhesión pronta, incondicional e inquebrantable bajo la velada amenaza
de que uno corre el riesgo de perder un tren que nos llevará a un futuro
feliz. El simple anuncio de esta adhesión bajo amenaza puede producir
-está produciendo de hecho- una estampida, como el grito de “!fuego¡” o
el anuncio de las rebajas de Enero.
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