Seleccionado por Antonio Peña Vela
El big data es hacer una fotografía, viajar, buscar trabajo o conocer
gente en la sociedad 2.0, es decir, la sociedad de la información y de
las nuevas tecnologías. Así pues, nuestro día a día en esta reciente
aristocracia se convierte en cantidades innumerables de datos, una
virtualización en cifras. Este almacén se genera mediante nuestra
interacción con las nuevas tecnologías a través de páginas web, redes
sociales, tecnología biométrica, movimientos transaccionales, etcétera.
Pero ¿qué sucede con todo este caos de información? Pues bien, mientras
disfrutamos de esta sociedad y le concedemos sin aparente cuidado
nuestra vida a las recientes tecnologías, las grandes empresas la
utilizan como estrategia para competir con otras grandes empresas, y así
las que no se unan a la corriente de indagar en nuestras hazañas
perderán competitividad y conocimiento avanzado para su negocio.
Nuestros datos son el producto que las sociedades corporativas,
entendidas en términos comerciales, quieren y nosotros les damos, a
cambio de simples regalos como una cuenta en Google con 15 GB de espacio
de almacenamiento. En mi opinión, es una transacción muy rentable para
cualquier compañía. Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, afirmó que
“la era de la privacidad ha terminado” y que, a su entender, los datos
por defecto deberían ser públicos. Así, deduzco que él nos da el poder
de comunicarnos de forma más eficiente, pero que cada uno de nosotros le
damos supremacía de subastar nuestra vida al mejor licitador.
— Montse Bonet Giné. Abogada especializada en la sociedad de la información y las nuevas tecnologías. Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/10/03/opinion/1412357654_072047.html
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